“El progreso espiritual del individuo es algo que debe llevarse a cabo en el templo sagrado de su propia alma y no en el escenario cultural de la existencia humana.
La verdad espiritual es de una pureza tan sublime que no puede ser expuesta a la voracidad pasional y consumista de la muchedumbre, a riesgo de perder su condición superior o mancharse con la interpretación antojadiza de los que carecen de la adecuada preparación para intentar seriamente la aventura más noble y grandiosa que puede emprender el ser humano: la exploración y descubrimiento de sí mismo, el vuelo sublime hacia las recónditas profundidades del universo interior. Ningún astronauta po
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